Que cordobes no reconoce la afamada imagen del toro en nuestra cuesta del Espino, quien no ha intentado impresionar a sus hijos al pasar por el lugar, ¿pero cual es su origen?, ¿como surgio?
Hoy hablaremos
de la conocida figura del toro de Osborne[1], vision
que se recorta en numerosos altozanos y esbeltos cabezos junto a las carreteras
de nuestra geografía, a cuyos parajes ha terminado por darles fisonomía propia.
La airosa figura que otrora anunciaba un brandy muy popular fue tomando carta
de naturaleza hasta hacerse indisoluble del paisaje y de la mentalidad de un
buen numero de ciudadanos. Sin embargo esta imagen estuvo a punto de
desmembrarse por motivos que se alejaban enormemente del sentir popular y que introducían
a la política como detonante de un proceso con muchos intereses ocultos.
Dicha polémica,
en la que intervinieron publicistas, empresarios, artistas e incluso ministros
y partidos políticos, se levanto a raíz de la posible puesta en ejecución de lo
indicado en el articulo 24 de la Ley 25/88 de 29 de julio, alusiva a la
publicidad fuera de los tramos urbanos de las carreteras estatales, articulo
que expresamente la prohíbe y que la incluye como infracción muy grave en otro
articulo posterior, el 31.4 en su apartado g.
Tal infracción
significaba para la casa propietaria del toro, además de la retirada de las
figuras, una multa de un millón y una pesetas, impuesta por el consejo de
ministros.
Actualmente
solo existen 93 toros de Osborne de los 500 que llegaron a publicitar dicha
marca comercial por toda España, incluida la insular, Ceuta, Sahara y aun en
Guinea.
Se comenzaron
a fijar en 1957, siendo el primero de ellos el levantado en Cabanillas de la
Sierra( Burgos), fabricado enteramente en madera aunque posteriormente se
ejecutaron en laminas metálicas que alcanzaban una altura de 12,50 metros, una
superficie de unos 150 metros cuadrados y unos 4000 kilos de peso, todos ellos
convenientemente anclados con torretas metálicas y zapatas de hormigón.
Su creador artístico
fue Manuel Prieto y su autor material Félix Tejada, ambos consiguieron una
figura airosa, de recia personalidad hispana, en buena parte imagen de Andalucía
y por extensión de España.
Tales figuras
a lo largo de los años han sufrido diferentes avatares, la casa propietaria ha
tenido un elevado coste en su mantenimiento, de su ubicación y de la mayor o
menor accesibilidad del publico a las mismas. La retirada del nombre comercial
y de otros emblemas de la superficie del toro…etc. Sin embargo la popularidad
de los mismos siempre fue en aumento, un famoso cineasta la popularizo en su
filme Jamón Jamón, sin olvidar que el
indicado toro figuro en 1972, como portada del New York Times Magazine o como
reclamo de la marca Volfswagen en 1985.
En cualquier
caso la reacción popular logro detener el expediente sancionador y algunas
comunidades autónomas ( Andalucía y Navarra) en contra de otras , mediante la
declaración de Bien Cultural, evitaron la desaparición de las figura y el que
el Tribunal Supremo suspendiera la retirada del reclamo, definido
burocráticamente como “ una figura de
toro negro, muy conocida en las carreteras españolas”.
Si bien el
creador artístico del toro de Osborne fue Manuel Prieto, debemos indicar que la
tipología empleada en su creación, tiene una rica y variada vida plástica
anterior, que arranca desde la mitad del tercer milenio antes de Cristo y que se
ha ido perpetuando hasta nuestros días. Los iniciadores de esa vida fueron los
Sumerios, pasando la figura de los bóvidos a ser uno de los tipos básicos de su
repertorio animalistico en el terreno del arte.
En las
ilustraciones aparecen por un lado los clásicos ya toros de Osborne y por otr
el “toro Sumerio de El Obeid”, pieza
de Bronce datada hacia el 2500 ac. El parecido es incuestionable.
[1] Para la elaboración del
articulo me he basado en las indagaciones de D. Federico Lara Peinado, profesor
de Historia Antigua.
Anterior a Prieto fue el pintor Enrique Mélida. Melida también pintó la silueta de un toro sobre una loma que fue muy famosa en su tiempo. A pesar de ser el pintor de temas taurinos más influyente e importante de la mitad del siglo XX Mélida ha sido rápidamente olvidado. En su cuadro "Se aguó la fiesta" (1876).
ResponderEliminarAdjunto varias reseñas de diarios del siglo pasado en la que nos hablan de ese importante pintor admirador Goya.
Unas notas de prensa que nos pueden ilustrar lo que estoy diciendo: (ABC. Madrid. El carnaval de Roma. 4 de Febrero de 1923. Martín Ávila)
"Maestro en este arbitrio fue Enrique Mélida. Uno solo de sus cuadros, ¡Se aguó la fiesta!, ha sido en España, y lo es aún, más popular que las Meninas y mucho más que el entierro del señor de Orgaz, y, por lo menos, tanto como la más popular obra mística de Murillo. ¡Se aguó la fiesta! es aquel cuadro en que un bravo toro, retinto en negro y corniapretado, se planta amenazador ante un grupo de chisperos que comen regocijados en pleno campo."
Revista de la Biblioteca Archivo y Museo. Ayuntamiento de Madrid, nº 13. Enero 1927.
Mélida, madrileño, nacido el 6 de abril de 1838, casa con María Bonnat, hermana del retratista francés León, y muere en París el 28 de abril de 1892. Trasladado a Bayona es enterrado en el cementerio de San Esteban en el panteón de la familia de su mujer. Es el autor de "Despacho parroquial", "El esquilador", "La lección de toreo", "La antesala del príncipe de la Paz", "La misa de parida", "Ronda de la Inquisición", "Pórtico de San José en Madrid", "Pobres esperando la hora de la limosna", y su obra más conocida es "¡Se aguó la fiesta!", la merienda campestre interrumpida por la presencia de un toro, cuadro reproducido infinitamente desde las planas de La Lidia hasta los abanicos pericones de las damas de aquel tiempo.