Buscar este blog

lunes, 12 de abril de 2010

Alfonso VII conquista Córdoba en el 1146.

        En artículos anteriores escudriñamos sobre la conquista de Córdoba en una época muy temprana, nos sorprendimos de como un grupo de adelantados en la frontera se apoderaron de la joya del califato, de como el monarca Fernando III contribuyo a la toma definitiva de la ciudad en el año de 1236. Pues bien un siglo antes otro monarca fue capaz de poner en jaque a la urbe de Córdoba, se trataba de Alfonso VII, en el año de 1147 consiguió entrar durante unos días en la ciudad. 
     En 1144 el emperador rondaba por tierras de Granada y Córdoba, en 1145 Alfonso VII se encuentra asediando Córdoba y en mayo de 1146 se apodero de esta, un contingente cristiano en una de esas razzias tomo gran parte de la ciudad, en una acción sorpresiva, se la entrego a Aben Ganya como feudatario suyo. La toma fue muy precaria, tuvo que abandonarla poco después a manos de los almohades sevillanos.
     En 1150 intento un nuevo asalto a la ciudad de Córdoba con el apoyo de García Ramirez y del conde Armengol de Urgel. En una carta de donación de Alfonso VII otorgada a Pelayo cautivo el 23 de julio de 1150 “ facta carta quando el imperator tebebat cordubam circumdatam, pugnavit super eam cum triquita millia muzmundis et cum multis indulucis et devicet eso. In esa MCLXXXVIII et quatro”
     Esta campaña de Alfonso VII en 1150 tenia como objetivo principal la ciudad de Córdoba, sede del nuevo poder almohade. Alfonso VII se habia proclamado emperador y aspiraba a la hegemonía de los reinos hispánicos y de los territorios del midi francés, en abierta contradiccion con esta política dividió su patrimonio regio entre sus dos hijos, a Sancho ( Sancho II) le dejo Castilla, a Fernando ( Fernando II) León. 
     ¿Que se encontrarían las tropas asaltantes, que se llevarían de la ciudad, porque hay tan pocos testimonios?, un sin fin de interrogantes. sin respuesta por el momento pero que sugieren explicaciones muy interesantes. Existe el dicho que un cristiano por tradición antiquísima de padres a hijos primogénitos, le llego la historia del pasadizo y la manera de hallarse sus accesos. Este sucesor, un principal caballero de Castilla vino a Córdoba en el séquito de Alfonso VII en el año 1146, cuando el osado grupo real se apodero de la mezquita e hicieron decir en ella la santa misa. La reacción mahometana fue terrible y los cristianos se vieron perdidos ante la abrumadora mayoría de enemigos islámicos. La situación fue salvada según la leyenda por el caballero castellano que conocía perfectamente el escondido conducto, y gracias a ello el atrevido séquito de Alfonso VII logro escapar, saliendo de la ciudad por las aguas del río. 

No hay comentarios: