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miércoles, 3 de marzo de 2010

Las campanas de Santiago en la Mezquita cordobesa

Almanzor "el Victorioso", se dedicó durante más de 20 años a hacer campañas contra los cristianos desde su feudo en Córdoba. Entre el año 978 y el 1001, realizó 52 campañas contra los cristianos, que tomaban a estos ejércitos como enviados del infierno. Es más, la cercanía del año 1000 hizo que muchos pensaran que estos brutales ataques formaban parte del apocalipsis, porque estas razias arrasaban con todo. En el verano del 997, Almanzor y su ejército asoló la ciudad de Santiago de Compostela. Quemó templos y destruyó todo a su paso, eso sí, la tumba del apóstol no sufrió daños. Según la leyenda, los prisioneros cristianos cargaron con las campanas del templo de Santiago hasta Córdoba. Pero era un viaje de ida y vuelta. Dos siglos y medio después, fueron prisioneros musulmanes los que cargaron con las campanas de vuelta a Santiago, todo ello gracias a la audacia de algunos conquistadores cristianos y al apoyo de Fernando III "El Santo". Esto es lo que siempre nos han contado,pero  fue realmente así?
     Algunos pormenores, más o menos ciertos, de estos acontecimientos los conocemos tanto a través de los historiadores musulmanes como a través de las crónicas cristianas, con el único denominador común de la importancia que unos y otros parecen darle al acontecimiento. Ben Idhari, autor del Bayan al-Mugrib nos cuenta que Almanzor, llegado al más alto grado de su poder, “marchó contra Santiago, ciudad de Galicia, que es el más importante santuario de España y las regiones cercanas del continente”. Según él “ningún príncipe musulmán había sentido aún la tentación de atacar tal lugar ni de llegar hasta allí”, tal vez por lo abrupto y distante de su emplazamiento; aunque tal vez, también, por el significado profundamente religioso que el lugar tenía. “andados XI annos del regnado daquel rey don Vermudo…ueno Almançor con su hueste mui grand -dice la Primera Crónica General- et entro en Gallizia por Portogal, corriendo et astragando uillas et cibdades et la eglesia de Sant Yaque, et quemola; et non catando al, entro en aquel logar do yazie el cuerpo de sant Yaque apostol pora crebantar el su monumento; mas fue y muy mal espantado por un grand rayo que firio y cerca dell”
     En realidad, la campaña de Almanzor, que partió de Córdoba el 3 de julio del año 997, fue un prodigio de organización y en algunos aspectos recuerda a la realizada por Cesar desde Lusitania hasta Brigantium más de mil años antes. Una y otra contaron con una flota de apoyo que transportó tropas, víveres y armas por las costas occidentales de la Península. La de Almanzor partió de Alcacer do Sal y llegó hasta Oporto, desde donde sus tropas continuaron marcha hasta el Miño, que atravesaron no sin dificultad.Siguieron el camino de las rías, persiguiendo incluso a los cristianos que huían a las islas cercanas o internándose por algunas penínsulas, como la de Morrazo. Entre tanto la expedición musulmana destruyó Túy, el castillo de San Payo y un monasterio dedicado a los monjes San Cosme y San Damián. El rey leonés Bermudo II (984-999) con sus escasos medios y tropas apenas pudo hacer nada para frenar la ofensiva de Almanzor, quien además llegó a contar con la ayuda de algunos condes cristianos del Duero y del Miño. No sabemos que pensarían estos últimos cuando los musulmanes arrasaron la iglesia de Santiago de Padrón, 
    . El día 10 de agosto llegó por fin la expedición ante la “orgullosa ciudad de Santiago”, abandonada por sus habitantes y saqueada inmediatamente por los invasores, que destruyeron sus monumentos, murallas e iglesias excepto la tumba del Apóstol, en la que Almanzor puso guardias para protegerla. El respeto último a las reliquias sagradas se impuso a la violencia.. Incluso Ben Idhari cuenta la anécdota de que el Almanzor encontró a un viejo monje sentado junto a la tumba del Apóstol, a quien respetó la vida pues entendió que su única intención al permanecer allí era honrar a Santiago.  
    Muchos pensaron que los sacrilegios cometidos por Almanzor no quedaron impunes; así, según el autor de la Primera Crónica General, que recoge tradiciones y leyendas anteriores ya antes que “el se partiesse de tierra de Santyague fue ferido el con toda su companna de maiamiento de Dios; et por el peccado dell atreuimiento et de las suziedades que el fazie en la eglesia de sant Yague, cayo en el una de las mas suzias enfermedades que podrie ser, et es aquella que dizen los fisicos diarria”. Incluso asegura el cronista que muchos de la hueste musulmana murieron de este mal o quedaron tan enfermos que pudieron ser fácilmente rematados por los hombres del rey de León.
     En realidad, el regreso de Almanzor a Córdoba no resultó tan desastroso: por lo que sabemos, después del ataque a Santiago, se acercó hasta las costas del Océano más al Norte, para dirigirse después de vuelta pasando por tierras del Bierzo y saquear cuanto encontraba a su paso. El botín fue cuantioso y su entrada en la capital del Califato triunfal, incluso -según algún cronista cristiano- obligando a los cautivos a portar a hombros hasta allí las campanas de la iglesia de Santiago. Lo único cierto es que la campaña de Almanzor del año 997 fue un mazazo para la cristiandad peninsular, similar al que supuso dos siglos después la caída de Jerusalén en manos de Saladino para la europea. Ni antes ni después de la campaña los cristianos pudieron vivir tranquilos, hasta que “en Calatanaçor perdio Almançor el atambor”.
     Ciertamente hay algo de desacuerdo sobre qué se hizo con las campanas en Córdoba,y teniendo en cuenta que no solo fueron robadas las campanas de Santiago, sino todas las de las iglesias de la ruta que Almanzor iba siguiendo hasta Compostela; la cantidad de bronce sumado en total,de regreso a Córdoba seria muy abundante. La basílica compostelana que ardió en esa ocasión era de estilo prerromanico de finales del siglo X, por lo tanto,hay que imaginarse un edificio modesto que contaria con una espadaña lateral no muy ostentosa, con un carrillon de unas 11 campanas mas bien modestas. Las crónicas hablan que dado el tamaño de tales campanas eran adecuadas para servir de lamparas de aceite para iluminar la mezquita y con el resto de las campanas saqueadas en tierras cristianas,hicieron puertas para la mezquita.
    Tras la reconquista de la ciudad por parte de Fernando III,se quiso recompensar a la mitra compostelana con nuevas campanas, para lo cual se refundieron si pero en esos nuevos moldes se vertio el bronce de las campanas que habían sido recicladas como lamparas y el bronce de las puertas de la mezquita. La historia no acaba aqui, las campanas actuales de la catedral de Compostela (torre sur del Obradoiro y torre Berenguela) no son ni de lejos,éstas nuevas campanas refundidas en Córdoba.     Durante la transformación barroca del siglo XVI se erigió una nueva torre en la catedral,que llaman hoy del reloj, la cual necesitaba una gran campana, se consiguió rompiendo las 11 nuevas que habían llegado desde Córdoba para hacer la monumental"campana de Berenguela", la cual descansa hoy sobre un pedestal en una esquina del claustro tras ser reemplazada por una copia hecha en Holanda cuando la original se agrieto.

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