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domingo, 14 de noviembre de 2010

El enigma de las tumbas de los emires y califas cordobeses.


Los emires y califas de Córdoba fueron el punto de mira de las monarquías del mundo, parece difícil imaginar que los máximos representantes de esta dinastía no tuvieran un lugar especial para el deposito de sus restos mortales a la hora de enfrentarse a Alá. 
     Si bien sabemos la humildad del musulmán en el enterramiento, sin embargo también conocemos que personajes religiosos y relevantes sí están enterrados en mezquitas, a veces en tumbas de mucho lujo, como la del propio profeta Mahoma en Medina o las de los compañeros y los primeros imanes, que se encuentran en distintas mezquitas sagradas, como Kufa o Kerbela en Iraq, y que se convirtieron en lugares de peregrinación.
A Intramuros sólo podían ser enterrados los califas, miembros de la familia real y personajes de alto rango, que contaban con los privilegios necesarios para ello. Dichas sepulturas son las conocidas con el nombre de Rawdas o Rauda, panteones o mausoleos "reales" ubicados normalmente entre jardines (TORRES BALBÁS, 1957, 133).
     Todas las ciudades importantes solían poseer una, aunque arqueológicamente solo se conocen los ejemplos de la rawda de los sultanes en la Alhambra (Granada), descubierta en 1892 (TORRES BALBAS, 1981, 16) y el posible Panteón Real del cementerio de la ALMONIA (Valencia), con una cronología imprecisa del S. XI-XIII (PASCUAL, 1989,406).
     De Córdoba conocemos los datos aportados por los textos escritos que nombran a los califas y personajes enterrados junto a ellos en la Rawda al-Julafa, localizándola en el interior del Alcázar Califal. A pesar de haber realizado algunas excavaciones cercanas a la zona donde desde siempre se la situaba, esto es en el Palacio Episcopal y su entorno (CASTEJÓN, 1965, 229) contando con la noticia de un hallazgo de restos óseos en los sótanos de alguna de las casas de los alrededores, no se han obtenido resultados satisfactorios. 
    La propuesta mas plausible sobre su posible ubicación la describen MONTEJO, GARRIGUET y ZAMORANO (MONTEJO et alii, 1999, 169), basada en un pasaje de Ibn Hayyan reproducido por al-
Maqqari, en el cual se narra la venida de Ordoño IV a Córdoba: "Pasaron ante la puerta del Alcázar, y, al estar Ordoño, [por fuera], entre las puertas de la Azuda y de los jardines,preguntó por el lugar del enterramiento de al-Nasir li-din Allah [Abd al-Rahman 111 (912-961)l. Le indicaron el sitio que corresponde en el interior del Alcázar, en la Rauda, ocupa la tumba, y entonces Ordoño se quitó el gorro, se inclinó ante el lugar de la tumba, y oró, tras lo cual volvió a ponerse el gorro en la cabeza" (GARC~AG ÓMEZ, 1965,324). 
    Teniendo en cuenta la liofilización de las dos puertas citadas en el pasaje, la Rawda podría situarse entre la mitad occidental del Seminario y la calle Amador de los Ríos. Asimismo en una carta apócrifa del Emir Abd Allah, hijo de Muhammad a su nieto Abderraman III le dice cuanto sigue:
"cuando este escrito llegue a tus manos, amado hijo de mi llorado hijo, seras Emir de al Andalus. Delante de ti estará mi cadáver envuelto en blanca mortaja que desde los viejos tiempos del " Inmigrado" es sudario después de ser bandera de nuestro linaje y al lado cercano a mi cuerpo, ya frío estará esperando abierta en el cementerio de nuestros antepasados, la terrible fosa donde habrá de reposar durante siglos".
     Obviamente en esta carta apócrifa se hace mención a un enterramiento dinástico. Añadamos algo mas, en la misma carta se hace otra reflexión interesante, esta vez referente al asesinato de su hermano,  y ante la sumisión que tuvo que manifestar ante Umar Ben Hafsum y su gente, suplicarle cobardemente y entre lágrimas que le concediera permiso para transportar a Córdoba el cadáver de Al Mundi y así poder darle digna sepultura en el "Panteón de su familia".

    En otra crónica se señala que un día después de la muerte de Abderraman III, primer califa, con su séquito, el cortejo se puso en camino para llevarlo a enterrar en su panteón del Alcázar.

    A día de hoy y salvo que la arqueología cordobesa nos de una inmensa sorpresa, que a mi me conste, no tenemos ni un solo enterramiento de la época árabe, no ya de Califas, sino ni de los Emires, tampoco de los Reyes de Taifas, por tanto nos pasa un poco como con los Reyes Visgodos, que salvo excepciones no tenemos claro donde fueron enterrados.

    Al oeste de los baños califales, alrededor de los años 1977 - 1978, parece ser que se produjo un hallazgo curioso. En los alrededores de los baños califales debido a la construcción de alguno de los inmuebles que se encuentran por allí, apareció una estructura de planta central, llena de sepulturas de gran riqueza, con presencia de ataúdes con ornamentaciones en marfil. La calidad de los materiales aparecidos y su coincidencia con la "Rawda" o cementerio califal hizo suponer que se podría tratar de algún enterramiento de la familia califal o emiral, de ahí que todo aquello se ocultase por lo comprometido que pudiera resultar. Existe asimismo una rumorología referente a la ubicación de un gran hallazgo en el barrio de San Basilio, en las cercanías de las escalinatas que bajan desde el Campo Santo de los Mártires.

    Hay quien afirma que los mandatarios árabes de la ciudad de Córdoba, podían estar enterrados bajo el Alcázar musulmán, pero es preciso recordar que este era mayor que el actual (ver fotografía) y que actualmente coincide en gran parte con el Palacio Episcopal.

    A continuación abundamos un poco mas en este misterio añadiendo el articulo "Las tumbas de los Califas cordobeses" de Miguel Franco.
¿Donde están las tumbas de los emires y los califas que gobernaron nuestra ciudad, y gran parte de España, durante tres siglos?

En aquella época, la tradición era que los cementerios estuviesen extramuros de la ciudades, como también ocurría con los romanos. Solo los califas y los emires tenían el derecho a ser enterrados intramuros de la ciudad, en este caso Córdoba, en concreto en el recinto del Alcázar.
El cementerio de estos gobernantes se encontraba, según era costumbre, en una esquina de un jardín o “rawda” del Alcázar, donde eran enterrados a poca profundidad y sin alardes decorativos (una lapida o poco más). Vamos, que no existían grandes mausoleos o cosas por el estilo.

    Los arqueólogos lo suelen situar en el espacio que hoy ocupan los jardines del Campo de los Santos Mártires o jardines “de las Manos”, pero no hay unanimidad al respecto (Antonio Arjona piensa que está en el solar que ocupaba el Alcázar Viejo de la Judería).

    Cuando Córdoba fue conquistada por los cristianos, lo que quedaba de los edificios y solares que componían el Alcázar Andalusí, fueron repartidos entre diversas instituciones de la época. También se construyó, en la esquina sur occidental y a lomos de la muralla, un nuevo recinto que es hoy conocido como el Alcázar de los Reyes Cristianos, frente al cual se hizo una amplia explanada (actual jardín del Campo de los Santos Mártires).
  
    Los estudios arqueológicos que se han hecho sobre el Alcázar andalusí son escasos, y menos aun son los intentos por localizar la rawda. Quizá ya ni exista, por haber sido arrasada en épocas pretéritas.

De todas formas, llama la atención el desinterés que existe por desentrañar los misterios de un recinto monumental que fue tan importante en su época, aunque para finalizar añadamos el siguiente texto:
852, septiembre, 22, noche del miércoles al jueves. Muere el emir ‘Abd al-Rahman II y es enterrado en el panteón de los califas en el Alcázar de Córdoba
    "Muere el emir ‘Abd al-Rahmán (II), la vela del jueves a tres días pasados  y se enterró el jueves en la tumba de los califas en el Alcázar de Córdoba. Cerca de su tumba estaban enterrados sus hermanos, al-Mugira y Umaya. Rezó la oración fúnebre su hijo, el emir Muhammad ‘Abd al-Rahmán.
(Ibn Hayyan, Muqtabis edic. M. A. Makki, p. 158.)

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